Para Claudia Echeverría estudiar Pedagogía en Lenguaje no fue fácil. Para tomar la decisión analizó sus fortalezas y potencializadas de su formación académica. Además, se sentía inspirada por sus profesores “Me encantaba su forma de enseñar, sentía que lo que ellos nos entregaban cognitiva y emocionalmente hablando, era súper valioso para nuestro desarrollo como personas. Sin duda, ellos fueron y aún son un ejemplo a seguir”, señala.
En cuando a su preparación para dar la prueba, realizó un preuniversitario, pero no le dedicó mucho tiempo, más bien se apoyó en los conocimientos que le entregó el colegio. Entre sus dudas, una de las que más le daba vueltas era si le iban a dar el crédito universitario para estudiar, también si la carrera era rentable y si sería capaz de terminar o moriría en el intento. “Mi familia fue un gran apoyo en esta etapa”, indica.
Años de estudio
Esta profesora estudió en la Umce, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, primero porque en esa época era la única universidad que se especializaba en carreras pedagógicas, y segundo, porque sus aranceles eran los más económicos que en otras universidades. “Fue una experiencia única. Llena de momentos enriquecedores. Conocí personas con real vocación dispuestas siempre a ayudarte”.
Agrega que “una de las cosas que más me gustó de haber estudiado esta carrera es que me permitió conocer grandes maestros especialistas en esta área que hasta el día de hoy recuerdo con mucho cariño y, por supuesto, con gran admiración. Mientras estudié aprendí mucho, pero lo más importante, es la posibilidad de transmitir la belleza de nuestro lenguaje a través de la lectura, el teatro, etc. Y sin duda es un gran desafío en nuestros tiempos, ya que las generaciones de alumnos han ido cambiando sus intereses”.
Claudia comenta que lo que menos le gustó, pero que no tiene que ver con la formación y el aprendizaje, fueron las paralizaciones y protestas constantes que alteraban las clases y lógicamente la duración de la carrera.
“La profe de lenguaje”
A esta profesora lo que más le gusta de su profesión es la posibilidad de poder compartir con sus alumnos el conocimiento y enseñar habilidades relacionadas con el lenguaje y entregar valores y principios a través de él. “Ser la “profe de lenguaje” es una experiencia súper enriquecedora, a pesar de que eres una de las más odiadas. Pero con el tiempo los mismos alumnos terminan agradeciendo tu pega y tu dedicación”.
Ella considera que lo más difícil de su carrera es competir con todos los avances tecnológicos que hoy tenemos. “Los chats son los principales enemigos, es una batalla grande. Pero también es un desafío, cuestionas día a día tus estrategias para enseñar algo tan importante como es el lenguaje. Buscas herramientas efectivas para lograr aprendizajes reales. La meta es encantar a tus alumnos todos los días”, concluye.