"La dificultad no es la PSU, sino el nerviosismo que generan en torno a la prueba". Emanuel Robella, 18 años, está confiado en que le irá bien. Dice que es una cagá y que lo único que hay que hacer es ser riguroso en el estudio de los temas que entran.
Está cursando cuarto medio en el Liceo Lastarria y además está en el preuniversitario Cpech. Dice que en las clases del preu aprende poco, que va para hacer las guías y los ensayos. Esa es su manera de prepararse, "todos los días hago mini ensayos, todo lo que encuentro en internet, por ejemplo", dice.
"A veces cansa estar en el colegio y en el preu pero no porque sea difícil, el trayecto de un lugar a otro es lo que más agota", dice. Además, puntualiza que jamás habría dejado un año entero para estudiar un preuniversitario. Dice que sería perder tiempo muy valioso.
Quiere estudiar ingeniería comercial, "en la Chile o en la Católica, obvio". Dice que es por el prestigio, que no es cualquier cosa ser ingeniero de una de esas dos universidades. Ya conoce los porcentajes que le piden de cada prueba, ha visto las distancias que tendría que recorrer, incluso, ha sopesado el tema de los paros. "No me gustaría tener que ir en verano a clases, pero es algo que aún estoy viendo", comenta riendo.
Robella toca saxo, guitarra, y dice que ha pensado en estudiar violín. Por lo mismo, desde 1° Medio su opción era estudiar música. Sin embargo, decidió no seguir ese camino como profesión. "Es mi pasión, pero no quería juntar el dinero con la música. Si como músico me fuera mal económicamente, no quiero culpar a la música. No me interesa vivir de la música", dice con determinación.
Como los cambios en materia educacional no dan seguridad de nada. Robella no sabe qué pasará con el tema de las becas y otras maneras de financiar la universidad. Lo que sí sabe es que va a optar a todo lo que esté a su alcance.
“Sería importante quitarle a mis viejos un peso de encima”, dice Emanuel que es el mayor de cuatro hermanos. Cuenta que es importante para él de alguna manera retribuirles a sus padres el esfuerzo que han hecho desde que llegaron al país.
“Mis viejos son uruguayos. No ha sido fácil para ellos establecerse acá y sacar a nuestra familia adelante, por eso mismo quiero que me vaya bien, para que ellos estén más tranquilos”, comenta Emanuel.
Dentro de sus compañeros hay de todo: nerviosos y confiados. Muchos de ellos ven en la prueba algo más que estar en una buena universidad, es algo que brinda estatus. Cuenta que ex alumnos del Lastarria, que fueron puntajes nacionales, se creyeron lumbreras, y han tenido pésimo rendimiento en el primer año de universidad. Emanuel dice que eso es causa de lo que se genera en torno a la PSU, y agrega, enfático “esa prueba es una basura, que te la agrandan, y termina siendo un paradigma. La PSU no refleja inteligencia".