En la PSU de Lenguaje podemos encontrar una amplia variedad de preguntas, que apuntas a distintas materias y conocimientos. Hay algunas de ellas que complican un poco nuestra existencia porque no se basan en contenidos específicos, sino que más bien requieren que usemos nuestras habilidades de comprensión lectora, inferencia y síntesis.
¿Qué tipo de texto es? ¿Cuál es la naturaleza del texto? ¿A qué apunta el texto? Son preguntas que a todo quien ha dado la PSU o ha hecho ensayos le resultarán familiares. Aun cuando no se puede dar un procedimiento exacto ni una forma clara para responder este tipo de preguntas, ya que dependen completamente de la capacidad de lectura compresiva del postulante, se pueden dar algunos consejos útiles para facilitar el trabajo.
Hay algo que es básico y nunca se debe olvidar: es necesario leer con atención la totalidad del texto. Esto es importante para toda la parte de comprensión lectora, aunque se pregunte específicamente por un fragmento. El texto presentado es un texto en su totalidad y se debe leer comprensivamente por completo, entendiendo su sentido global. Si se encuentra ese sentido global y general, todas las preguntas de este tipo pasarán de complejas a sencillas.
A veces se encontrarán con fragmentos de textos más largos, cuentos o novelas que ya conocen o han leído. Olviden todo lo que saben sobre el libro completo y respondan la pregunta de acuerdo a lo que sale en la PSU. Aunque ya hayan leído el libro y saben que es de ciencia ficción, si los elementos del párrafo que está en la prueba son completamente cotidianos, la respuesta correcta es cotidiano.
Es importante ejercitar la habilidad de síntesis para realizar esto. La buena comprensión lectora va unida a una buena capacidad de síntesis, es decir, identificar las ideas principales de un texto para hallar su esencia. Esto es vital para todas las preguntas de este tipo, pero significará la decisión final cuando haya más de una alternativa que parezca apta para ser la respuesta correcta, en ese caso se debe privilegiar lo principal.
Ahora plantearemos un ejemplo que apareció en una PSU anterior.
1. “La revolución que la televisión causa en la familia, sobre todo por su influencia en los niños, nada tiene que ver con la perversidad bien sabida de sus contenidos sino que proviene de su eficacia como instrumento para comunicar conocimientos. El problema no estriba en que la televisión no eduque lo suficiente sino en que educa demasiado y con fuerza irresistible; lo malo no es que transmita falsas mitologías y otros embelecos sino que desmitifica vigorosamente y disipa sin miramientos las nieblas cautelares de la ignorancia que suele envolver a los niños para que sigan siendo niños. Durante siglos, la infancia se ha mantenido en un limbo aparte del que solo iban saliendo gradualmente los pequeños de acuerdo con la voluntad pedagógica de los mayores. Las dos fuentes principales de información eran por un lado los libros, que exigían un largo aprendizaje para ser descifrados y comprendidos, y por otro las lecciones orales de padres y maestros, dosificadas sabiamente. Los modelos de conducta y de interpretación del mundo que se ofrecían al niño no podían ser elegidos voluntariamente ni rechazados, porque carecían de alternativa. Solo llegados ya a cierta madurez y curados de la infancia iban los neófitos enterándose de que existían más cosas en el cielo y en la tierra de las que hasta entonces se les había permitido conocer. Cuando la información revelaba las alternativas posibles a los dogmas familiares, dando paso a la angustiosa incertidumbre de la elección, la persona estaba lo suficientemente formada para soportar mejor o peor la perplejidad.
2. Pero la televisión ha terminado con ese progresivo desvelamiento de las realidades feroces e intensas de la vida humana. Las verdades de la carne (el sexo, la procreación, las enfermedades, la muerte…) y las verdades de la fuerza (la violencia, la guerra, el dinero, la ambición y la incompetencia de los príncipes de este mundo) se hurtaban antes a las miradas infantiles cubriéndolas con un velo de recato o vergüenza que sólo se levantaba poco a poco. La identidad infantil (la mal llamada «inocencia» de los niños) consistía en ignorar esas cosas y no manejar sino fábulas acerca de ellas mientras que los adultos se caracterizaban precisamente por poseer y administrar la clave de tantos secretos. El niño crecía en una oscuridad acogedora, levemente intrigado por esos temas sobre los que aún no se le respondía del todo, admirando con envidia la sabiduría de los mayores y deseoso de crecer para llegar a ser digno de compartirla. Pero la televisión rompe esos tabúes y con generoso embarullamiento lo cuenta todo: deja todos los misterios con el culo al aire y la mayoría de las veces de la forma más literal posible. Los niños ven en la pantalla escenas de sexo y matanzas bélicas, desde luego, se enteran de que los políticos mienten y estafan o de que otras personas se burlan de cuanto sus padres les dicen que hay que venerar. Además para ver televisión no hace falta aprendizaje alguno especializado: se acabó la trabajosa barrera que la alfabetización imponía ante los contenidos de los libros”.
Fernando Savater, El Valor de Educar (fragmento).
Pregunta: La perspectiva discursiva dominante asumida por el emisor en el fragmento anteriorrespecto de la televisión es:
A) crítica.
B) parcial.
C) objetiva.
D) reflexiva.
E) neutral.
La respuesta correcta es B porque a partir de la lectura general y comprensiva del texto, se puede evaluar que éste tiene una perspectiva parcial, ya que el emisor no critica, sino que se limita a analizar la televisión como fenómeno, mostrando suinfluencianegativa pero sin emitir una crítica, tratando el tema con parcialidad.
El estudiante no podrá nunca llegar a esa conclusión si no lee atentamente el texto y loevalúaen su totalidad. Si podemos identificar las ideas principales y las intenciones del texto, entonces estas preguntas serán pan comido.
Imagen CC vía The Master Shake Signal