Para poder entender esta pregunta, es necesario distinguir la diferencia entre información explícita e implícita. Como hemos visto con anterioridad, la primera corresponde a aquella información expresada de forma directa en el texto; la segunda, por su parte, es la que no se dice abiertamente, pero sí está contenida en el texto, es decir, la información que podemos deducir.
Inferir es una habilidad mental mediante la cual extraemos, justamente, la información implícita del texto. Así, se pone de manifiesto lo que no está dicho directamente. En el caso de la inferencia local, nuestra atención debe estar concentrada en algún aspecto del texto y no en la generalidad que este nos entrega.
Para que una inferencia sea válida (correcta), ésta siempre debe estar sustentada en información explícita, de lo contrario, estamos ante un simple supuesto que no tiene asidero en el texto. En este sentido, para asegurarnos de la adecuada resolución del ejercicio, resulta conveniente subrayar aquella información explícita que respalda nuestra deducción.
Las preguntas de inferencia suelen presentarse del siguiente modo:
¿Qué se puede inferir/deducir/colegir de…?
Ahora, revisemos el siguiente ejercicio extraído de un ensayo oficial de PSU antiguo:
1. "Hay libros, libros de santidad y sabiduría, en cuya compañía y atmósfera se puede vivir durante años; libros que es imposible leer como se leen otros libros. Hay partes de la Biblia que pertenecen a esta categoría, el Tao te King también es otro libro semejante. Es suficiente una sola frase de estos libros para sentirse colmado, para ocuparse y reflexionar durante mucho tiempo. (...) se toma una sentencia, una línea, para meditar sobre ella, para conocer un poco más la escala de valores de los grandes y los santos.
2. Considero una dicha haber encontrado un libro equiparable a estos dos. Se titula I Ching, el libro de las transformaciones, y contiene la antigua sabiduría y magia de China. Se puede utilizar como libro de oráculos para hallar consejos en los momentos difíciles de la vida. Hay en este libro (...) un sistema de símiles para todo el mundo, basado en ocho cualidades o imágenes; de ellas, las dos primeras son el cielo y la tierra, el padre y la madre, el fuerte y el dócil. Esas ocho cualidades son expresadas por sendos signos de gran sencillez, que se combinan entre sí y ofrecen sesenta y cuatro posibilidades, en las cuales se basa el oráculo. (...) Todo cuanto podemos pensar o vivir está escrito aquí".
Hermann Hesse, Mi credo (fragmento).
De la lectura del fragmento es posible inferir que:
A) Personas de gran inteligencia y sensibilidad pueden descubrir la belleza del pensamiento que poseen los libros mencionados en el fragmento.
B) Para el emisor, el pensamiento expresado en los textos orientales es más profundo que el de la Biblia.
C) El I Ching permite encontrar consejos filosóficos y, además, prácticos.
D) El pensamiento mágico hace al I Ching más lúdico que la Biblia.
E) La sencillez de la sabiduría china hace al I Ching un libro mucho más interesante que el Tao
Te King.
Como podemos apreciar, la respuesta correcta es la C, ya que el emisor señala que en el I Ching está "Todo cuanto podemos pensar o vivir", que condensa la idea de los consejos prácticos y filosóficos; inclusive, antes indica que en él se puede "hallar consejos en los momentos difíciles de la vida".
Las opciones A, B, D y E se encuentran en la categoría de supuestos, ya que el texto es insuficiente para poder inferir tales opciones, es decir, no provee información que respalde estas afirmaciones.
Como conclusión, debemos tener en cuenta que a la hora de inferir de forma local, debemos concentrarnos en un aspecto del texto y no en la generalidad, y lo más importante: no caer en un supuesto, o dicho de otra forma, una idea que nos surja de la lectura pero que no se vea representada en el texto.
Imagen CC Mr. Theklan