Agustín Contreras es ingeniero mecánico de la Universidad de Santiago. Tiene sólo 23 años y ya está inmerso en el mundo laboral.
Como muchos jóvenes, se preparó para la PSU estudiando en un preuniversitario y recuerda que el día en que rindió la dichosa prueba no se sentía nervioso. "Estaba muy tranquilo el día de la prueba porque la encontraba súper fácil. Puede ser confusa, uno comete errores tontos, pequeños", dice.
Desde tercero medio que Agustín Contreras sabía lo que quería estudiar: kinesiología, pero un día antes de recibir los resultados de la PSU, decidió entrar a ingeniería mecánica. "Fui sincero conmigo mismo. Quería hacer algo que me gustara y que ganara dinero, y kinesiología no era eso, para mí iba a ser una rutina", comenta respecto a su decisión.
El primer año en la universidad, recuerda, era muy parecido al colegio, pero desde el segundo año en adelante se puso más denso. "Cuando me empecé a sacar rojos y a echar ramos, me di cuenta que ahí empezaba lo difícil", menciona.
Durante la carrera le surgieron las dudas más comunes, como por ejemplo en qué voy a ocupar todo esto que me están enseñando. Sin embargo, esos cuestionamientos tuvieron sus respuestas cuando comenzó la práctica laboral.
"El primer día de la práctica fuimos a una planta hidroeléctrica a hacer un diagnóstico preventivo a las máquinas de la comuna de Puente Alto y del Cajón del Maipo. Ahí me di cuenta de que uno termina siendo como un ‘doctor de máquinas’. Y esa área es la que más me gusta, por ejemplo, por ultrasonido tú sabes cómo va a ser el comportamiento de la máquina", explica.
Cuenta que su primer día laboral fue agotador y en el camino de regreso se quedó dormido, lo que a su jefe le pareció una falta de profesionalismo. Pero no fue más allá de eso, lo que sí recuerda es que los obreros más antiguos fueron los que le hicieron las típicas tallas, por ejemplo, le dijeron que detuviera (con sus manos) el fierro de una grúa en movimiento.
"Es algo común, y también yo creo que puede ser porque se sienten menospreciados porque tú estudiaste y tienes un título y ellos saben más que tú", comenta. No obstante, no le molestó y dice que fue sólo eso, una anécdota.
Agustín Contreras dice que nunca se arrepintió de haber seguido esta profesión. "Incluso si no me hubiese gustado, habría terminado la carrera, porque lo escogí yo. Tal vez hubiese sido distinto si me hubieran obligado, pero como decidí yo, me entrego por entero", enfatiza.