Mucho nos hablan de vocación en esta época previa a la PSU y a esa incómoda elección de: "Qué haremos el resto de la vida". Y lo ponen en términos graves, y uno tiende a asustarse porque durante toda la etapa escolar nadie te habló de vocación, nadie te hizo pensar en ese proyecto de vida que ahora te obligan a plantearte… ¡y sin equivocarse!
La vocación, para empezar es la inclinación que sentimos hacia una disciplina o carrera en este caso. Tiene muchas aristas, pero principalmente tiene que ver con los gustos, intereses y personalidad de cada uno. Nadie nace con vocación para tal o cual cosa. La vocación se construye.
Si estás terminando la Enseñanza Media y aún no sientes este "llamado" hacia un área específica de estudios, no te sientas mal. Sabemos que es un momento difícil de la vida: el paso de la adolescencia a la madurez y la toma de responsabilidades hace que todo sea más complejo. Por eso, aquí te traemos seis consejos a tener en cuenta ahora que se acerca la PSU y la universidad se ve a la vuelta de la esquina.
1. Busca en Internet: el amigo Google siempre es un buen aliado para empezar a descubrir la amplia gama de ofertas universitarias que hay en Chile. Lee todo lo que puedas sobre las descripciones de carreras y los ramos que tienen. Evalúa si lo que vas leyendo te gusta o no. Ese es un buen comienzo para identificar tus gustos.
2. Identifica tus expectativas: olvídate del temor a equivocarte y evalúa qué es lo que esperas al pensar en una carrera. ¿Plata? ¿Conocimiento? ¿Ser un aporte a la sociedad? Ya con este panorama van apareciendo tus verdaderos intereses. Piensa en todas las aristas que conlleva estudiar una carrera. Tiempo de estudio, área de trabajo, tiempo de trabajo, rentas. Compara tus gustos con estas variables y de a poco identificarás tus preferencias.
3. ¿Qué te gusta realmente hacer? Esta pregunta podría orientarte un poco más. Un error muy habitual es pensar en qué queremos estudiar, cuando la elección importante es qué queremos hacer. Y para eso hay que tener claro qué nos gusta hacer. Compara tus verdaderos gustos, como escribir, leer, compartir con la gente, etc. con los perfiles de las carreras que se ofrecen. Con esto un poco más claro puedes averiguar más a fondo para saber si la carrera calza contigo o no.
4. ¡Cuidado! No todas las respuestas están en Internet: las páginas de las universidades por lo general son incompletas y sólo te muestran la parte bonita. Intenta contactar a profesionales de las áreas que te interesen. Siempre hay un conocido de la familia o de un amigo que estudió tal cosa que te pueda interesar. Pregúntale qué hace en su vida, cómo ejerce la profesión y pídele que te cuente cómo es estudiar esa carrera. Ir a las universidades y hablar con estudiantes ayuda mucho también.
5. Convérsalo en familia: aunque es un arma de doble filo, tener esta conversación en un entorno familiar puede ser de gran ayuda. Tus padres pueden te pueden orientar en la búsqueda de tu vocación y a comparar tus habilidades con las carreras. Asimismo, pueden ayudarte a descubrir los verdaderos aspectos de estas, como la carga académica e, incluso, empleabilidad y renta. Esto te puede ayudar a aterrizar tu elección y a ser más consciente de cómo tus gustos personales se aplican en la vida real. Pero ¡cuidado! Que nadie elija por ti.
6. Y por último, Tranquilidad. Por mucho que te digan que es la elección de la vida y que no te debes equivocar, eso no es cierto. Sólo como muestra, la PSU se puede dar todas las veces que quieras, puedes postular hasta tres veces a las universidades del Consejo de Rectores, y si el problema es la plata, hay becas y créditos que también permiten cambios de carrera. Así que respira con calma y tómate tu tiempo para descubrir lo tuyo. Y si no estás listo y esa chispa no llega, lo mejor es esperar un poco más. Despéjate, conoce el mundo, conversa con gente. Tu vocación aparecerá en algún momento.
Imagen CC Geralt