Porque así como las personas requieren cuidados, los animales también. Y es aquí donde la carrera de Medicina Veterinaria cobra un gran significado, algo que Elizabeth Hidalgo vio de la misma manera y la llevó a cursar la profesión.
Elizabeth –Ely, como la llaman sus más cercanos– tiene 26 y siempre tuvo en mente estudiar Medicina Veterinaria. “Desde pequeña siempre me gustaron los animales y la salud”, cuenta. No obstante, nunca le llamó la atención la medicina humana; siempre fue un interés hacia los animales.
Con la idea clara en su cabeza, Elizabeth se preparó para rendir la PSU el 2006 mayormente con lo aprendido en el liceo y “uno que otro ensayo en algún preu”. Respecto a si estaba o no nerviosa al momento de dar la prueba, recuerda que “no, estaba bastante tranquila”. Algo que de seguro jugaría a su favor, ya que más tarde los resultados serían positivos y lograría ingresar a Veterinaria.
- Tengo entendido que estudiaste en la Universidad de Concepción ¿Cuál fue el motivo de entrar a dicha Casa de Estudio?
- Era una meta cumplida, siempre quise estudiar ahí, era y sigue siendo mi universidad favorita.
Elizabeth rebobina a cuando iba al colegio y lo mucho que metían miedo con eso de “entrar a la U” y lo difícil que era –cosa que es cierta- pero que no siempre se comentaba sobre el ámbito social y que hace entrañables los días como universitario. “Definitivamente, se extrañan esos años, pero netamente por lo que uno comparte con sus compañeros, tantos años juntos uno se encariña de ellos”, expresa.
Pero no todo es nubes de colores. Muchos entran a estudiar Veterinaria por su empatía hacia los animales – y que sin lugar a duda debe de existir como responsabilidad social, ya que muchas personas tienen animales domésticos- pero también hay una parte más cruda y complicada, y que cuando cursas la carrera los primeros años debes superar o simplemente no eres capaz de continuar.
- Muchos entran a estudiar la carrera con la idea de “quiero a los animales” No obstante, he escuchado que no siempre es bonito el camino del veterinario y que a veces les toca hacer cosas…un tanto desagradables. ¿Es así? ¿Qué puedes contar al respecto? ¿Cambió eso tu visión respecto a la medicina veterinaria?
- Sí, es verdad lo que dicen, lo que pasa es que los dos primeros años son muy alejados a lo que uno espera de la carrera, tocan asignaturas más generales como matemáticas, química, física, bioquímica, etc. En primer y segundo año la gente se puede cambiar de carrera porque la encontró muy difícil o porque pensaron que sería más entretenida, etc. Pero los que se cambian en tercer año o más, es porque se dan cuenta no era lo que querían, o les asusta, o no encuentran que sea su vocación o muchos otros motivos, porque es desde ese año que uno se acerca realmente a lo que es la veterinaria, en donde te empiezan a mostrar todo con animales en vivo.
Elizabeth habla de los casos difíciles, sobre esas “realidades muy crudas” respecto a los animales: animales en estado grave, eutanasia, trabajo en las plantas faenadoras, etc. Y debes ser expuesto a estas situaciones para poder enfrentarlas como profesional. ¿Y si esto cambia tu visión sobre la carrera? Pues sí. En el caso de Elizabeth, ella comenta que siempre quiso saber sobre los animales, y quizás debió haber estudiado Biología en vez de Veterinaria. Sin embargo, tras sus años en la carrera había aprendido no sólo biología, sino que también cómo tratar a los animales en respectivos casos y contribuir a mejorar la vida de ellos. Eso “me dio la vocación para querer titularme”, expresa.
En relación a las satisfacciones que le ha dado su profesión, Elizabeth parte hablando de la más simple, como el hecho de poder cuidar a sus mascotas, ya que “me encanta tener mascotas y darles el mejor cuidado que se merecen”, cuenta. Pero la más grande, agrega, es “ver a un paciente, que estaba al borde de la muerte, mejorado y feliz gracias a ti”. Ese es el mejor regalo que puede haber para ella.
En cuanto a su situación laboral de la carrera, Ely comenta que en la actualidad cuesta encontrar trabajo. No es su caso, pero sí tiene colegas a los que se le ha hecho difícil desarrollar su profesión; y bueno, motivos hay varios. “Tristemente, en mi pequeña experiencia como titulada me he dado cuenta que un gran porcentaje de personas quieren mascotas, pero no están dispuestos a costear todo lo que se necesita para que tengan la calidad de vida que merecen; con decir que hasta he sido insultada con que 'no tengo vocación' por cobrar lo que se debe cobrar por hacer algún tratamiento”, critica. No obstante, la profesional menciona que al menos “de a poco se está empezando a educar a las personas para solucionar este problema”.
Por último, a aquellas personas que pretenden estudiar Medicina Veterinaria, la profesional aconseja que desde el momento de ingresar a la carrera evalúen los campos de especialidades que tiene como veterinarios; que “elijan uno y estudien toda la carrera focalizado netamente en esa área, cosa que cuando se titulen tengan una buena base en esa especialización y le sea mucho más fácil empezar a trabajar en eso”. Y esto es una recomendación general para todas las profesiones, ya que la especialización siempre va ser un plus en un trabajo. Porque “ya no se están contratando generalistas, las empresas piden especialistas, alguien que tiene ya tenga las competencias necesarias, no la pura idea”, puntualiza la veterinaria.