Ismael Benavides Díaz nació en Talcahuano y ha vivido gran parte de su vida en el cerro Vista Hermosa, rodeado de playas y bosques que se alzan interminables hacia los confines de la península Tumbes, Ubicado a unos 15 minutos del puerto. El barrio es conocido por muchos habitantes del primer puerto marítimo y pesquero de Chile, quienes suelen llamarlo “un lugar de gente amable y tranquila”.El joven Díaz también recuerda el lugar con cariño haciendo memoria de aquellos años en que, según sus palabras, todo era más sencillo.
Durante su infancia, este amante de las motos que profesa la religión evangélica, cursó su enseñanza básica en el colegio F-490 del Cerro Corneu para posteriormente asistir al liceo técnico C-25 de Talcahuano en donde obtendría el título de "Manipulador de Alimentos". Fueron años de estudios y trabajo duro que durante un tiempo tuvieron que ser interrumpidos para cumplir con otra obligación, el Servicio Militar.
Para Ismael el Servicio Militar fue una aventura llena de aprendizaje que también tuvo muchas anécdotas dignas de ser relatadas. Por ejemplo, aún recuerda que se inscribió en el cantón de reclutamiento un año después de la fecha correspondiente. Según sus palabras "simplemente no entendía bien cómo era todo el proceso y cometí el error de inscribirse tarde", hecho del cual fue informado al año siguiente cuando se presentó para cumplir con su deber cívico que en esos años era obligatorio.
El muchacho reconoció que intentó "sacarse" el Servicio Militar de varias formas debido a que ya estaba trabajando y no quería perder el empleo. "Recuerdo que que gasté $1.850 para poder inscribirme en la marina ya que pensaba que así sería todo más fácil debido a que mi papá trabaja en la Isla Quiriquina asumiendo que podría verlo frecuentemente", dijo. Pero su plan no resultó.
"Después pensé que ya estaba afuera del proceso porque tenía un documento que me había dado mi jefe en donde se indicaba que estaba trabajando, pero ocurrió que el último día la asistente social del ejército nos dice, a los últimos 4 que estábamos esperando, que faltaban dos personas para completar el contingente". En un acto apresurado, pero que ahora entiende como un sentimiento patriótico, el joven Ismael se paró casi por instinto y dijo "yo me quedo".
Al ingresar al Regimiento Reforzado n°7 Chacabuco (RR.N°7 Chacabuco) el muchacho se sentía nervioso. Dijo que igual el entrenamiento fue duro y que incluso veía como algunos de sus compañeros conscriptos sufrían, especialmente por la ausencia de sus familiares y novias. Pero él tuvo suerte ya que su título técnico le ayudó para ser reasignado a la Sección Administrativa de la Policía Militar.
Ahí tuvo otro tipo de trabajo que compartió junto a varios reclutas más que estaban prestando servicios para las diferentes secciones del regimiento. "Aunque en un comienzo no quería hacer el Servicio Militar reconozco que fue la mejor decisión que tomé ya que aprendí muchas cosas nuevas que me han servido hasta el día de hoy, como: la disciplina, el valor de la amistad, el trabajo en equipo y también el amar siempre a la familia y tu país", agregando además que "estoy seguro que de los 40 compañeros de armas que ingresamos muchos salimos convertidos en mejores personas".
Ya han pasado 11 años desde que Ismael Benavides realizó su Servicio Militar, pero aún lo recuerda con nostalgia y lamenta no haber podido seguir una posterior carrera en el Ejército. De todas formas dice que la experiencia le sirvió demasiado ya que al salir se volvió más maduro y cn ello un mejor trabajador. De hecho, su esfuerzo le ha dado frutos que hasta el día puede saborear gracias al buen empleo que tiene dentro de la empresa Contopsa Containers de Talcahuano.
Y tú que estás estudiando ¿Te interesaras por hacer el Servicio Militar?, danos tu opinión.