Muchos jóvenes hoy en día sueñan con estudiar algo que guste y motive, y que el día de mañana les deje un buen dinero extra, cosa de vivir animado, pleno y cómodo.
Para muchos la perfección sería encontrar una pega donde la pasáramos bien, donde pudiéramos aportar con la propia creatividad y donde no fuéramos otro ladrillo de la pirámide, sino alguien escuchado.
Algo que encierra a muchas de las condiciones antes mencionadas puede ser la carrera de Publicidad, y que muchos imaginan como un trabajo entretenido, siempre cambiante, desafiante, donde podemos echar a volar la imaginación. En entrevista con Pablo Salvador Fuentes Aburto, quien actualmente ejerce la profesión, me di cuenta de que muchas de estas preconcepciones no son tan ciertas.
Aunque en un principio Pablo manifiesta haber entrado a la universidad con las mismas expectativas, aduciendo que creía poseer cierto potencial creativo, y que con eso podría destacar en el desempeño venidero, confiesa que con eso no es suficiente. “Me imaginaba a mi mismo creando publicidad rupturista y genial. Creo que con eso sueñan la mayoría de los que ingresan a la carrera”, cuenta, entre risas.
Según Pablo, esos intereses chocarían con la realidad, pues actualmente considera que la carrera “es para cuicos”, complementando que a veces cree haber elegido mal, pues la única forma que tiene de sentirse bien es creando un negocio propio. “No soporto a las personas que trabajan en el medio, no soporto la actitud del publicista promedio”, alega, después de haber visto el contexto publicitario en Chile.
La experiencia laboral del entrevistado parte en una agencia de Concepción, donde realiza pequeños informes de la empresa, “informes ultra pajeros” según nuestro entrevistado y “tan extenuantes como carentes de sentido”. Declara que no le gustaba ir, pues sentía que realmente no tenían pega para él o que no confiaban en sus capacidades. “Al final tenía que hacer 360 horas de práctica, creo que hice como 200 horas a lo sumo (yo llevaba la cuenta de las horas de práctica)”, confiesa.
“Creo que esta carrera podría ser la mejor carrera del mundo, la más envidiable, imagina que te paguen por crear, ¡la raja! pero no, el medio es tan temeroso y estructurado que echan a perder toda la gracia que tiene”, comenta, criticando a quienes cree han frenado las verdaderas posibilidades y alcances que podría tener un publicista y la Publicidad en general.
Y agrega: “Si no eres cuico o ‘vanguardista’ mejor elige otra carrera. Pagan un moco en las agencias y no vale la pena la tremenda inversión de plata que haces en la universidad”. Además, avisa que si estás pensando en ser publicista y no tienes plata, ni contactos con personas que trabajen en el medio, lo pienses muy bien, pues es muy difícil surgir de la nada. “La carrera es fácil, a veces hasta divertida, pero es complicado el mundo laboral. Encontrar una pega donde paguen bien es complicadísimo. Creo que hay opciones mejores, mucho mejores”, sentencia, con desagrado.
Hoy en día Pablo Fuentes comienza a hacerse de armas en el campo laboral, potenciando la propia empresa y su red de contactos, en pequeños trabajos esporádicos, piedra angular tal vez de un futuro más esperanzador.