Paulina Arce es profesora de Educación General Básica con mención en Castellano y como otras personas quiso plasmar su experiencia. Sabes qué se siente estudiar pedagogía o darte cuenta que quieres estudiar una carrera. Acá te lo explica la propia Paulina.
Paulina Arce, el camino hacia la pedagogía
(Paulina) En ese entonces yo participaba en la iglesia trabajando con niños pequeños, razón a la vez por la que me di cuenta que quería estudiar esa carrera.
Cuando quedé en la PUC, estaba muy feliz, fui a postular con una de mis hermanas y en ese momento supe realmente los valores, muy lejanos de lo que podrían llegar a pagar mis papás, ya que éramos cuatro hermanos y de edades muy cercanas.
En una de las conversaciones que tuve con el párroco de la iglesia le comenté que tal vez iba a tener que salirme de la carrera, además me dieron solo la mitad del crédito universitario, que igual era demasiado.
A la semana siguiente me llama y me comenta que habló con una persona “anónima”, que me quería pagar el primer año de la carrera, de verdad yo no lo podía creer, llegué a saltar de emoción. Quería saber quién era y cómo podía pagárselo o por lo menos agradecerle en persona.
Me dijo que solo me podía decir que era una persona de avanzada edad y que quería que rezara por él para que tuviera una buena muerte.
No seguí insistiendo y por supuesto realicé lo que me pidió, y hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo que existan personas así, sin conocerte llegan y te lanzan una bendición, sin pedir nada a cambio.
La universidad
Durante el año traté de averiguar por becas, pero solo existía la beca de ser primer lugar en la carrera y eso era muy difícil para mí, ya que fui siempre del 5,9, o sea de las del al medio. Fue entonces cuando descubrí que en la PUC estaba la beca Juan Pablo II y me la gané, debía ser del 35% superior de la generación, participar de entrevistas mensuales y realizar acción social.
Me pagaban el 90% de la carrera, me daban alrededor de 35 mil pesos para gastos de fotocopias y beca de almuerzo. La mejor beca del mundo, lo mejor fue realizar acción social, fui a diferentes hospitales a contar cuentos a niños en sala común, en salas de espera y en pasillos, esto realmente me regocijaba el alma, ya que los niños cambiaban sus caras de dolor y sufrimiento, y nos regalaban hermosas sonrisas.
La época universitaria, la disfruté demasiado, tuve la oportunidad de conocer a excelentes docentes, que siempre estaban disponibles para lo que necesitara. Incluso hasta el día de hoy, tengo amigas que fueron mis profesoras en la universidad.
Pero también hubo cursos en los que uno piensa, “es una pérdida de tiempo”. Sin embargo, los buenos fueron superiores a los malos, por lo que me enriquecí bastante con todos ellos.
Por otra parte, es muy importante formar un grupo de trabajo que tenga tus mismos intereses para estudiar en conjunto, apoyarse cuando sea necesario, realizar miles de trabajo y pasar muchas horas juntas, leyendo y realizando actividades para la U.
Creamos estrategia para leer grandes libros, dividirse capítulos para luego juntarse a exponerlos. Determinar tu rol en el grupo, una era de las ideas, otra las desarrollaba, y otra las redactaba y escribía en el pc. Como grupo siempre fuimos sobresalientes y destacábamos con ideas geniales.
El trabajo
Al ingresar a trabajar, al inicio sigue la misma chispa y todos te reconocen como la principiante, pero después la realidad es diferente y se torna difícil seguir adelante con toda la garra que tenía antes.
Mi idea de ser profe era educar niños pequeños y verlos como le brillaban sus ojitos al prestar tanto interés en lo estaba diciendo y en la mayoría de las veces fue así, pero no sabía lo difícil que se torna trabajar adultos que crean dificultades donde no las hay y toda la sociedad cuestiona tu labor. Por una parte, los apoderados, los superiores, los compañeros de trabajo y el mundo entero.
De verdad creo que hay que tener mucha valentía para ser profesor hoy en día, la realidad te crea dificultades en la que te debes dar por completo, ya que la familia debe pasar a segundo plano.
Sin embargo, no todo es tan malo, acabo de ver fotos de estudiantes que tuve en primero básico y ya se graduaron de octavo y aún te recuerdan.
Es increíble la importancia de un profesor y sobre todo de educación básica, ya que es bien sabido que los primeros años de una persona son esenciales, determinan su vida, su futuro. Pensar en cada semilla que dejaste en esas personitas, es el regalo más preciado que se pueda tener, el saber qué fruto dará cada una de ellas.