Si no has salido de la capital de seguro te será difícil conocer las bondades que ofrece el resto de Chile. A pesar de las ventajas de vivir en Santiago, entre las que se cuentan un comercio variado y relativamente barato o el increíble número de panoramas que entre clases nos pueden hacer la vida más divertida, la verdad es que la calidad de vida no es de las mejores. Por todos es conocido el precario sistema de transportes y lo largo de sus trayectos, así como el valor de los pasajes. Para qué hablar del precio de los taxis. Si a eso sumamos los altos índices de delincuencia y el estrés de las urbes en desarrollo tendremos por resultado la fórmula del desastre.
¿Se te presentó la posibilidad de matricularte en regiones? ¿Estás pensando en dejar tu ciudad, en desmedro de alguna universidad capitalina que tal vez promete un mejor futuro? Si esta es tu situación elaboré una lista de razones para convencerte de dar el siguiente paso y demostrarte que muchas instituciones de fuera son tan o más calificadas como las de Santiago. Por ejemplo la Universidad de Concepción, la Universidad Austral de Chile o la Universidad de Talca son ejemplos de lugares que nada tienen que envidiar a la Universidad Católica o la Universidad de Chile.
Aunque algunas de ellas comenzaron como sedes de otras más grandes, hoy en día la mayoría son autónomas y bien representan a sus respectivas ciudades, logrando abarcar el público local, educándolos y sacando profesionales sin depender de la ayuda externa. En este punto darás cuenta de una ventaja más si no eres de Santiago, pues podrás quedarte en tu lugar de origen y no tener que pagar los costos de viaje y estadía en un lugar extraño. Esto sin lugar a dudas es una ayuda contundente teniendo en cuenta los altos costos que tenían las universidades en nuestro país, situación que puede cambiar con la educación gratuita venidera, pero que no cambia el tener que cambiar las costumbres y dejar de ver a la familia.
En relación a los hábitos de vida, una característica que cualquier alumno notará estudiando en regiones es la tranquilidad. Salir de una urbe inmensa y gigante como es Santiago a otra tal vez no tan extensa, pero sí con una geografía diversa, rica en áreas verdes, ríos, playas o cualquier otra bondad natural, puede hacerte la vida universitaria más cómoda y sana. Si hay algo que vuelve loco a los santiaguinos es la vida acelerada y los altos estándares a los que tienen que responder, que aunque por un lado les trae grandes beneficios, por otro los deja psicológicamente es desventaja. Aunque tales factores no son ajenos a la vida de regiones, en comparación a Santiago esto aún no llega a ser extremo, por lo que vemos aún esperanza en este sentido.
Por último cabe destacar que muchas universidades de regiones piden aranceles y puntajes más bajos que las de Santiago, al tiempo que equiparan su infraestructura, cantidad de salas, campus estudiantil y profesorado de calidad. Este y los demás factores antes mencionados terminan por estimular a sus alumnos y en general crear un ambiente más equilibrado y fraterno, ya sea entre los compañeros o grupos de trabajo, entre los profesores y sus alumnos o a nivel administrativo. En este último punto pierde de nuevo Santiago, una ciudad que sigue creciendo, pero sin detenerse en las personas que la componen, lentamente olvidando el por qué en un principio de buscó un desarrollo económico, el tener una mejor calidad y esperanza de vida, cosa que irónicamente no se está logrando. Muy por el contrario, empeora.