Desde mi niñez me dediqué siempre a aprender sobre diferentes temas, me gustaba mucho la comunicación, el lenguaje, el dibujo y el diseño, por eso que cuando me daban a elegir entre música y artes visuales, yo elegía siempre este último. Ya en enseñanza media entre argumentación y ciencias, no tenía ni que pensarlo. Aunque todas mis amigas se fueran a ciencias yo igual seguía eligiendo siempre los ramos humanistas.
Cuando llegó el momento de elegir qué quería ser, me encontraba en una tremenda dicotomía: psicología o diseño, arquitectura o literatura. Estas carerras -todas muy diferentes entre sí- me gustaban de igual manera hasta que por casualidad, buscando por la web, encontré una carrera llamada publicidad. Leyendo diferentes mallas me di cuenta de que era la carrera perfecta: ramos psicosociales, matemáticos, económicos, humanistas y de diseño, tenía justo todo lo que me gustaba y abarcaba muchas aristas. Hasta el día de hoy siento que todo lo que aprendí me llena muchísimo, pero antes de entrar me ocurrió algo que para cualquiera hubiera sido terrible y quizás hasta razón para dejar de lado su vocación: di la PSU y no quedé. La lista cortó literalmente en mí, es decir que la niña que estaba antes de mi y con el mismo puntaje que yo sí quedo y yo no. Aún pienso que quizás fue por una cuestión hasta de apellidos.
Decidí entrar a un preuniversitario e intentarlo al otro año, mi meta siempre fue publicidad en la Universidad de Santiago (USACH) y no me iba a rendir por algo así. Al siguiente año los cupos para entrar a la carrera aumentaron, de 65 alumnos pasaron a 70 y hasta con mi antiguo puntaje hubiera entrado. No subí tanto como lo hubiera deseado pero de todas maneras me alcanzó, logre entrar por fin a la carrera y universidad que tanto quería.
Si eres de esas personas dispersas que quieren saberlo todo acerca de todo, esta es la carrera que podrías elegir. Puedes estar una mañana estudiando semiología (estudio de los signos) y en la tarde viendo marketing internacional, un día psicología social y al otro recursos financieros, una semana gráfica y a la otra estadística, al menos en la USACH es así y simplemente me fascinó. La forma que tienen de nutrirte sobre diferentes temas y al mismo tiempo encontrar un punto en que todo eso se funde dentro de la comunicación estratégica hasta el día de hoy me hacen sentir una profesional completa. Como botón de muestra a nosotros, los publicistas, nos llaman los “maestros chasquillas” o “todistas” porque las hacemos todas: diseñamos, fotografiamos, grabamos, redactamos; gestionamos campañas de marketing, comunicación, creativas y de medios, pero principalmente nuestra misión es resolver problemas comunicacionales de todo tipo, no dibujar monos ni grabar comerciales como generalmente se piensa, esa es pega de diseñadores y realizadores aunque obviamente nos involucramos también en esos temas.
Dentro de la carrera existen diferentes ramas, en mi universidad al menos existe la mención creativa y de negocios, yo personalmente elegí la de negocios porque va más con mi personalidad y laboralmente hablando es más fácil encontrar pega, de hecho, empecé a trabajar antes de salir. De todas maneras el trabajo como profesional siempre empieza antes, se debe intentar realizar todas las actividades posibles que te den más experiencia y llenen espacio en tu curriculum, pequeñas pegas como crear logos, tarjetas de presentación, afiches, ir a concursos aunque no los ganes, etc.
La idea es siempre mantenerse en movimiento, buscar contactos y desarrollar primero que todo una gestión comunicacional efectiva con uno mismo, diagnosticar nuestros propios problemas comunicacionales y resolverlos para que el día de mañana seamos realmente unos profesionales de las comunicaciones completos.