Encontrar cuál es nuestra vocación nunca es una decisión fácil de tomar. Antes deben sopesarse muchos factores que no solo incluyen tus sueños y motivaciones, sino también tus habilidades, tus proyecciones laborales y económicas, y la forma en que tus padres te apoyan.
Las ciencias y la ingeniería son dos áreas que suelen verse muy contrarias, sin embargo están más relacionadas de lo que crees. Elegir entre ambas no implica necesariamente anular a la otra, si estudias una carrera del mundo de las ciencias, por ejemplo, física– te darás cuenta de que esta disciplina es la base de todo el proceder de la ingeniería, ya que las leyes que rigen a los objetos son las mismas con las que se construirá por ejemplo una casa (ingeniería en construcción), un túnel hacia un yacimiento de cobre (ingeniería en minas), o incluso algo tan pequeño como una taza (ingeniería industrial).
Ahora, ¿Cómo saber por cuál de las dos áreas debo inclinarme? Si estás en esta disyuntiva, la primera pregunta que debes hacerte a ti mismo antes de decidir es: ¿Me gusta conocer las cosas? ¿O me gusta hacer cosas?
La primera responde a las ciencias, es decir, una forma sistemática de conocer todos los fenómenos del mundo, desde lo físico a lo intangible, desde lo que desde tiempos inmemoriales se han generado teorías con las que se hace investigación para producir aún más conocimiento y ampliar el entendimiento que tenemos de nuestro mundo.
Por otro lado, si optaste por la segunda pregunta, debes saber la ingeniería toma el conocimiento que genera la ciencia y lo lleva a la práctica, es decir, lo convierte en soluciones a problemas de toda clase.