Cuando uno va a elegir una carrera, es importante entender que una cosa son las expectativas de ésta y otra muy diferente es la realidad. Esto empieza a ocurrir desde aquel primer día en que te presentas en la U, hasta esa mañana en que te has dado cuenta que luego de largos años terminaste tu carrera y ya no sabes cómo conducirás tu vida.
En el caso de medicina, esto tiene componentes especiales. Lo difícil de poder ingresar a la carrera, sus extensos 7 años -muy bien retratados en la tradicional obra teatral "Quiebrespejos y otros sueños" de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile-, sus jornadas interminables de estudio día y noche y sus características propias del estudiante de medicina que hacen esta travesía un viaje muy particular.
Para introducir, lo que haré es contarles que estuve 13 años estudiando. Sí, siete de la carrera más otros seis de la especialidad. Toda una parte importante de mi vida, desde los 17 hasta los 30 años. Así, sin más, mi juventud estuvo marcada por estos años. Por eso, me siento con propiedad, tanto al haber sido estudiante como ahora docente, de hablarles de aquellos errores y aciertos que uno comete como estudiante. Aquí va la lista:
Aciertos:
1. Entender que la Medicina no es sólo estudio de biología: Si bien los primeros años mucho se estudia de bioquímica, biología celular, química y otras ciencias básicas -necesarias por cierto- que apoyan el entendimiento del cuerpo humano y sus procesos, es un acierto saber desde el primer momento que lo que hagas y aprendas posteriormente no se condice solamente con la biología. Entonces, cuando pienses estudiar Medicina porque "eres bueno para la biología" o "te gusta la biología" ten en cuenta que también necesitarás otras habilidades y conocimientos mucho más amplios y que puedes cultivar desde los primeros años. Aprenderás de temas humanistas, de la ética, de la necesidad de contar con buena empatía, asertividad y otras habilidades sociales, conocer de política, gestión, liderazgo y asuntos organizacionales para trabajar con otros seres humanos. Necesitarás conocer de actualidad y cultura general, porque un médico se cultiva siendo conocedor de todo un poco. Finalmente, recordar que en todas las encuestas, el "buen médico" no es el que sabe más biología, sino el que da mejor trato, el que escucha y el que comprende.
2. Entender que ser estudiante de Medicina no se trata de ser el más capaz del mundo y la vida no gira solo en torno al conocimiento: En esto casi todos caemos al llegar a la carrera. Más aún, en muchas universidades incluida la mía, se cataloga de inmediato con que somos "la élite de los estudiantes" (palabras textuales de mi primer día en la facultad). Ojo con eso, con creerse mucho el cuento, es mucho más necesario y menos angustiante entender desde el primer día que como en todo orden de cosas habrá compañeros mucho más secos que tú y otros que sabrán menos. La Medicina no se trata de ser el más capaz, sino de sentirse bien con lo que haces y entregas. Se trata de lograr una sonrisa, un alivio y una mejoría en el otro. A veces ni siquiera una mejoría, sólo un alivio y una compañía. Una buena forma de cultivar esto es dándote espacios para olvidarte un rato del estudio, de lo que "no sabes" (porque el conocimiento médico es cada vez más infinito y por lo tanto no abarcable nunca) y preocuparte de compartir con amigos, hacer deporte, juntarse, formar una pareja y visitar a la familia. Son mínimo siete y si cuentas la especialidad a veces hasta dieciséis años de tu vida. ¿Los quieres realmente vivir sólo estudiando para ser el mejor? Hay toda una vida más allá de la Medicina.
3. Pedir ayuda y apoyos: Ligado en parte al punto anterior, somos los más soberbios del mundo. Quizás los abogados nos hacen el peso. No es raro que tasas altas de depresión y suicidio se encuentren en los estudiantes de medicina y los médicos. ¿Las razones? La competitividad, la autoexigencia pero también el no saber pedir ayuda, en especial cuando sientes que no te la puedes, que es mucho, que cómo los demás lo logran y yo no. El contraste entre la vida del estudiante y del médico con la vida del colegio y la casa es fuerte. Uno tiene que exigirse harto en el saber, pero también en el actuar. Al médico la sociedad le pide ser correcto (se olvidan que somos personas) y por lo tanto desde estudiante debes cultivar el saber reconocer cuando estás mal, cuando estás triste o cuando estás cansado. No hay mejor acierto que saber autocuidarse para cuidar a un otro.
Errores:
1. Dejar todo para último momento: Verás que esto es lo que más te cansará y te angustiará en la carrera. Simplemente debes meterlo bien en tu cabeza: la cantidad de estudio es demasiada. Imposible de aprenderla en último momento. Si quieres lograr una vida de estudiante más menos tranquila, que te permita cultivar otros aspectos de tu vida, entonces lo principal es organizarte y comenzar el estudio de cada materia antes, mucho antes. Si bien confiamos en nuestras capacidades pues hemos sido buenos alumnos toda la vida escolar, en la universidad eso produce un agotamiento tremendo y terminarás por bloquearte y no conseguir los mejores resultados. Privilegia el descansar y dormir bien antes de una prueba, no calentar la materia.
2. Centrarse en los últimos conocimientos: Como docente muchas veces uno ve que hay estudiantes que buscan constantemente estar en el mayor adelanto de la información disponible. "El último paper", "este artículo recién salió", "esto es lo que ahora está en boga", etc. Ojo, que está bien actualizar los conocimientos, pero no volverse ciego con eso. La medicina lleva incontables años haciendo finalmente lo mismo: sanando, aliviando, acompañando a un otro. Las habilidades que se buscan no son solo ser el mejor encontrando la última información científica, sino que destrezas humanas, e incluso técnicas pero que llevan cientos de años (como en la semiología, que el palpar el abdomen sigue requiriendo que lo sepas hacer como hace cientos de años atrás). Así que a reconocer lo aportado por los médicos y científicos antiguos también.
3. No preguntar ni participar: OK, reconozcámoslo, los estudiantes de medicina creemos que podemos. Que podemos solos. Que somos los mejores. Es una gran mentira. Y nos lleva a no preguntar en la clase ni a los compañeros fuera de clase. Nos lleva a no acercarnos a un profesor "por miedo a que me encuentre tonto por preguntar". Craso error. La medicina ha crecido gracias a las dudas, a las preguntas y a las controversias. Participa, tanto en clase como en un grupo de estudio. Sé un delegado o delegada que ayude a concretar mejorías en los planes de estudios y beneficios para los alumnos. Integra actividades académicas y extraacadémicas que abran tu mente a otros puntos de vista. Acude a un congreso científico y mira cómo se hace en otras partes del mundo. Eso te hará un mejor estudiante y mejor persona al fin y al cabo.
Espero que este mini recuento les pueda transmitir mi experiencia y mi consejo de cómo abordar el estudio de la medicina, una profesión hermosa y que requiere entre todos que unamos nuestras vocaciones para volver a hacerla más humana.