No cabe duda que la gratuidad en la educación superior llegó para quedarse, y este beneficio, hasta el momento, cubre a más de 250 mil alumnos que ingresaron a institutos o universidades y que cumplieron con los requisitos establecidos.
La gratuidad está hecha para todos aquellos alumnos que ingresen a la educación superior y que no cuenten con los recursos como para sustentar una carrera. Por lo tanto, primero que todo, es importante estar al tanto de los requisitos socioeconómicos para acceder a la gratuidad, y, en caso de aprobarlo, podrás estudiar sin pagar absolutamente nada, siempre y cuando hayas quedado seleccionado en la carrera e institución de tu interés.
No obstante, acá es cuando surge la pregunta: ¿qué motivos podrían lograr que un estudiante llegue a perder la gratuidad? Revisa en detalle la los puntos más importantes.
¿Cómo se puede perder la gratuidad?
Una de las razones por las que puedes llegar a perder el beneficio de la gratuidad, de acuerdo con las reglas anunciadas el 2015 por el Mineduc, es que sobrepases el tiempo límite de la carrera. Por ejemplo, si una profesión tiene una duración nominal de cinco años y por alguna razón te atrasas uno más años de los contemplados, tú serás quien deberá pagar el período restante.
La gratuidad solo se hace cargo del tiempo que dura originalmente la carrera, lo demás tiene que ser financiado por el propio estudiante. Esto con la intención de fomentar que los alumnos tengan mayor compromiso e ingresen por vocación a lo que se va a estudiar.
¿Puedo perder la gratuidad si repruebo asignaturas?
En el caso de que te haya ido mal en uno o más ramos, no tienes por qué preocuparte demasiado ya que no es motivo de pérdida del beneficio de la gratuidad. Eso sí, siempre y cuando termines tu carrera durante el tiempo nominal establecido.
Si vas a postular a la gratuidad, debes saber que el plazo límite para hacerlo finaliza el próximo domingo 19 de noviembre, además de todas las becas estatales. Recuerda que, en caso de que quedes seleccionado, debes matricularte en la casa de estudio que prefieras, pero siempre con el compromiso de que elijas lo correcto, para así evitar retrasos y pérdidas de beneficios.