Dayana Parraguez tiene 24 años. Es kinesióloga y egresó de la Pontificia Universidad Católica del Maule, en Talca. Realizó sus estudios de enseñanza básica y media en un colegio particular subvencionado. Para ella, estudiar esta carrera ha sido muy enriquecedor.
Ella hizo un año preuniversitario, sin embargo no pudo terminarlo debido a la gran exigencia y sobrecarga académica que tuvo en ese periodo. Por lo tanto, con la ayuda de los ramos PSU del colegio y dos semanas intensivas después de salir del colegio fueron suficientes para alcanzar el objetivo: entrar a estudiar kinesiología.
Estudiar esa carrera era una decisión de la que se sentía muy segura incluso antes de comenzar la enseñanza media. Esto, a raíz de la motivación que recibió por parte de un amigo que estudiaba kinesiología y le contó de qué se trataba.
Dayana asegura que su paso por la universidad fue muy positivo y enriquecedor, sobre todo por las instancias prácticas que se les da a los estudiantes de esta carrera. "A medida que pasaba el tiempo, más me gustaba la carrera. Sobre todo el contacto con los pacientes y la gratificación que se siente al saber que puedes ayudar a la gente que lo necesita", señala la kinesióloga.
De sus experiencias laborales es de donde ha sacado más aprendizajes, debido a cómo se van dando los procesos "Mientras estuve en internado me encantó. Eso sí es un poco difícil al principio el interactuar con los demás equipos de la salud. Sin embargo, una vez que pasa el tiempo es mejor y más grato.
Sin duda, las carreras que están relacionadas con el ámbito de la salud implica mucho compromiso con las personas, pues éstas juegan un rol fundamental en la vida de los pacientes que buscan soluciones y mejoras en estos profesionales, así lo plantea Dayana al referirse al aspecto más positivo que ha encontrado en su carrera como kinesióloga: "Lo mejor es el contacto con la gente, escuchar la palabra gracias en cada sesión o saber que gracias a tu trabajo van avanzando paso a paso".