Siempre fui mala para Lenguaje, más bien podríamos decir que siempre fui una alumna destacada en Matemáticas y Ciencias. Por alguna razón me gustaba la idea de estudiar una carrera científica y poder hacer lo que siempre soñé: Ser una mujer de ciencias.Así fue como durante mis años de educación media busqué la mejor opción para mí, entre carrera y universidad (y después de mucho pensar) me quedé en la Universidad de Chile. Mi meta era dar una buena prueba, ingresar a la Escuela de Ingeniería de la Chile y estudiar Astronomía, la carrera soñada.
Fue complicado hacer entender a mis papás que en primer lugar quería estudiar en "La Chile" porque ellos pensaron de inmediato en paros, yo sin clases por mucho tiempo y perdiendo la oportunidad de estudiar, lo segundo que me mencionaron fue que mi papá es docente en la PUC y, por lo tanto, podrían darme facilidades para ingresar y pagar la universidad, ¡Incluso tenían la carrera que yo estaba buscando!... Lo que ellos no sabían es que yo ya había visitado Beauchef y, la verdad, fue amor a primera vista.
Finalmente ingresé y comencé a estudiar Astronomía, incluso fui a un congreso de astronomía aficionada ¡Sentía que lo podía todo! Hasta que llegó el momento de la crisis, ese instante donde te preguntas "¿Será lo mío?" y apareció de la mano con el primer ramo que no pude pasar. Fue tremendo y rompió con todo mi espíritu, mi pensamiento fue: "Jamás podré estudiar ciencias así". Y no fue fácil seguir adelante, me caí más de una vez en el camino hasta que logré tomar mejor rumbo.
Durante mis estudios conocí mucha gente, buenas personas amantes de la ciencia entre tanto ingeniero que hay en ese lugar. Una de estas personas fue un profesor, que me animó a seguir y a aprovechar al máximo lo que yo tenía de sobra perseverancia. Lo discutí conmigo misma una nueva vez, me di ánimos y cambie el rumbo, ya no era la Astronomía mi pasión sino que la Física, la ciencia por excelencia, el origen de todo.
Fue así que con mucha perseverancia estudie y logré lo que quería, soy Licenciada en ciencias, mención Física de la Universidad de Chile.
Pero, ¿Qué tiene que ver todo esto con enseñar ciencias y estudiar pedagogía? Pues que el camino no terminó ahí. Gracias a un gran amigo comencé a realizar clases algunos días en los veranos para niños de educación media y al parecer tenía facilidad para que los chicos aprendieran, así que continuamos trabajando juntos (y con cada vez más personas) hasta que un día recibí una extraña llamada, había un colegio que estaba buscando un licenciado en Física para que hiciera clases porque algunos de sus estudiantes son más inquietos intelectualmente y necesitaban una persona que saciara esas ganas de saber más. Yo, que quería hacer ciencia, necesitaba un trabajo para costear mi magister. Ellos que buscaban algo atípico me ofrecían trabajo por enseñar algo que ya manejaba. Acepte sin pensarlo dos veces.
Poco a poco deje de lado la ciencia por buscar formas de hacer mejores clases, que mis estudiantes aprendieran más. Finalmente, caí rendida ante el anhelo de sembrar en cada una de sus cabecitas la semilla de las ciencias. Claramente no todos estudiarían algo relacionado con ciencias, ni ingeniería, ni siquiera comercial. Pero tenía claro de que aprenderían cosas entretenidas conmigo. Fue así como opté por enseñar, por mezclar mis ganas de ser mujer de ciencia y llevar a nuevas generaciones la inquietud de saber más, responder algunas de sus dudas y averiguar juntos lo que no podía contestar inmediatamente.
Actualmente estoy terminando la Pedagogía en Física, sacando el título que me permite trabajar sin mayores problemas en lo que descubrí era mi real pasión. Fue un camino largo, con caídas y desvíos, pero me encanta. A pesar de que mi "lado humanista" no esta tan desarrollado como en algunos de mis compañeros, pongo todo de mi para poder así ser mejor docente.
Ahora, más madura quizás hubiera optado por estudiar pedagogía en ciencias o matemática, hay más opciones hoy que cuando yo ingresé a la universidad. Enseñar ciencias es una gran oportunidad de mostrar lo que a uno le apasiona y, si se hace con gusto, los chicos en clase lo notan y se motivan más.