Creo que el encontrar mi verdadera vocación fue una de las cosas que más me costó, incluso más que adaptarme a la universidad o el simple hecho de ingresar a una. Jamás estuve clara en cuanto a lo que quería estudiar, me concentré nada más que en prepararme bien para la PSU y así obtener un buen puntaje, lo que me facilitaría las cosas al momento de escoger una carrera, alguna que me acomodara o que fuera acordé con mis buenas notas; nunca me di el tiempo de informarme o si quiera analizar bien los distintos tipos de carrera que existían. En mi colegio tampoco me mostraron diversidad en las opciones, siempre todo estaba más inclinado al lado de la Ingeniería, por lo que me ayudaban y preparaban para carreras donde el puntaje de exigencia es bastante alto, recuerdo que pasaba horas estudiando, después de que la jornada escolar acababa, poniéndome siempre al día con el material que incluía la prueba, siempre repasando contenidos para la famosa y temida PSU. Mi esfuerzo finalmente valió la pena, obtuve más de 700 puntos la primera vez que di la prueba, y es por eso que escogí una carrera ''importante'', lo que fue mi más grande error, la poca investigación falta de criterio y seguir a las masas, sin embargo, todos cometemos ese tipo de errores cundo somos jóvenes sin experiencia.
Mi primera
elección fue Geología, al principio me sentí bastante segura, sin
embargo, todo se fue debilitando con el paso del tiempo. Veía una
motivación diferente a la mía en mis compañeros, estudiaba más por la
costumbre y mis hábitos, que por que realmente me encantará lo que
hacía. Fue difícil el darme cuenta de que aquello no era lo que quería,
es decir, pasar mi vida trabajando con el fin de solo tener un buen
sueldo o donde no aportaría nada a la sociedad, más que trabajando en
grandes empresas. En la mitad de mi segundo año terminé por aceptar
finalmente, que Geología no era en lo que quería trabajar el resto de
mis días, por lo que decidí darme un tiempo libre para pensar, buscar
otras opciones y encontrar algo que realmente me gustará. Agradezco
plenamente el apoyo de mis papás, al entenderme y apoyarme, no fue
difícil que entendieran que esa carrera, a pesar de su importancia, no
era lo que yo quería.
Me tomé todo un semestre para pensar en lo que en verdad quería,
preparándome
nuevamente para rendir la PSU. Comencé también a trabajar en una
juguetería,
por lo que mi contacto con los niños se volvió algo diario, además de la
paciencia
que debía tener con los clientes y con el ambiente laboral en general,
gracias a todo eso me fui dando cuenta de lo que realmente quería hacer.
Me
planteé el buscar una carrera donde pudiera ayudar a los demás, algo que
no fuera
tanto un interés personal mío, sino también donde pudiera aportar algo a
la
comunidad, que se mezclara un tanto con los niños, el trabajo en
oficina, poder realizar proyectos, tener algo de diversión, tiempo libre
y
que además no fuera una carrera extensa en años ¿Suenan como demasiadas
exigencias,
verdad? Pero, aunque no lo crean, después de mucho pensarlo encontré lo
que
tanto buscaba, llegando así a descubrir una carrera llamada pedagogía en Educación Diferencial.
Al
principio fue bastante difícil el saber si estaba tomando la decisión
correcta, sin embargo, mientras más lo pensaba, más segura estaba de que
por fin había encontrado algo que llamaba mi atención. No puedo negar
lo nerviosa e incluso asustada que me encontraba, era inevitable el
miedo a equivocarme otra vez, por lo que intenté ir a cada charla que
existiera sobre la carrera, optando finalmente por pre matricularme en
la universidad San Sebastián, ya que si obtenía buen puntaje podría
estudiar gratis. Estaba confiada en que rendiría una buena PSU, además
me encontraba mucho más motivada, ya que por fin era mi elección, y
podía planear con tranquilidad todo lo que quería hacer, como lo
llevaría a cabo, al igual que los resultados que esperaba.
Mi
esfuerzo valió la pena, las cosas se fueron dando exactamente como
quería, por lo que me siento realmente afortunada al haber conseguido
mis metas, y cumplir con lo que me había propuesto. De hecho, desde que
inicié la carrera este año me levanto mil veces más animada que la vez
anterior, he asistido a todas mis clases, y es por eso, que cada día que
pasa me convenzo más de que esta es la elección correcta. Hace poco
inicie mi primera práctica, lo que también me ha ayudado a darme cuenta
lo mucho que en verdad me gustan los niños, enseñar y estar siempre a la
disponibilidad de quien lo necesite. Me considero bastante pro activa,
lo que me ayuda a desenvolverme, al igual que rendir de buena manera en
todos mis solemnes o trabajos. Mi primera experiencia en la universidad
me sirvió bastante, sé como manejar mi tiempo y como relacionarme con
mis profesores, pienso que pedagogía en Educación Diferencial es un
nuevo inicio para mi, uno del que me siento bastante contenta, y
convencida de que por fin encontré mi vocación.